La Garganta de Santa María
(Poesía en Candeleda)
Ilia Galán
Paisajes de intensa belleza, como La Garganta de Santa María, en Candeleda, han inspirado estos poemas entre montañas y lagunas de ensueño. El Creador de esa naturaleza en la que se bañan estas letras es protagonista entre bosques, aves y fieras que cantan en estos versos. En estos parajes, la vanidad del mundo se diluye bajo las cumbres nevadas, dejando al desnudo nuestra humana pequeñez, en una de las más ricas zonas de España en fauna y flora.
Ilia Galán es un visionario, o sea, un hombre cuya mirada sobre el mundo tiene algo de telúrico, de misterioso, de quimérico, de mítico, incluso de profético. En la estela de William Blake, nuestro amigo Ilia teje sus cantos inocentes y prístinos en diálogo continuo con la naturaleza, que le ofrece la magia de sus cuatro elementos para que él los combine en sus poemas, atravesados de revelaciones y transverberados de sueños.
Ilia Galán es un romántico del siglo XXI. Galán hace aquí balance de su poesía astral y boscosa, de una poesía emparentada con la de maestros como Coleridge o como Hölderlin, que ardieron en la hoguera de la Otra Realidad y escribieron sus versos al dictado de ese fuego.
Luis Alberto de Cuenca
- Autores contemporáneos
- Ilia Galán
- Colección
- AD VERSUM
- Número en la colección
- AV-0025/1
- Materia
- Ad-Versum
- Idioma
- Castellano
- EAN
- 9788419343505
- ISBN
- 978-84-19343-50-5
- Depósito legal
- AS 00054-2023
- Páginas
- 132
- Ancho
- 15,2 cm
- Alto
- 22,9 cm
- Edición
- 1
- Fecha publicación
- 14-02-2023
15,08 US$
Sobre Ilia Galán (Autores contemporáneos)
Contenidos
PRÓLOGO, 11
LA GARGANTA DE SANTA MARÍA, 21
Acostado en la roca inestable de la impaciencia, 23
Cuando las higueras comenzaban a madurar, 25
En agua plácida, 27
Pese a los destellos nevados de las altas montañas, 29
Brumas de un otoño lento, 31
Ni el viaje se dejó con las maletas el malestar, 33
Rondan los buitres sobre las altas selvas, 36
Al amanecer, los dedos quebrados, 42
Y el recuerdo sigue agarrándose, 45
Unos instantes bastaron para consumir, 47
Lejos del paraíso intentamos volver el espejo, 49
Trabajo acabado, por fin en la noche, 50
Los cipreses que tú plantaste, joven, 51
Cuando el pensamiento chocó con sus pensados hijos, 53
Fuimos desmontando las tablas, 57
Una tonelada de esfuerzos se había consumido, 59
En aquella ocasión, 61
Pero bajo las cenizas de la casa, 64
Por mucho que el viento agite fuera, 66
El rey caza, 80
Tú no eres el monstruo imaginado, 81
Intento leer tus signos, 83
Amanece suavemente, 85
Hasta en el paraíso perdido, 86
Asciendo, fatigado y alegre, 90
Agarrado como el espíritu de un águila a la roca más alta, 93
Como un Espíritu Santo brota, 94
Los árboles de primavera henchidos caen, 95
Se filtran tus rayos por las hojas, 107
A menudo me pierdo entre las faldas, 109
Con la pluma volaba, 112
Vine a buscarte, Señor del Amor, 119