“En el siglo XVIII se iba a la iglesia a ligar”

    “En el siglo XVIII se iba a la iglesia a ligar”

    El siglo XVIII, el de las luces y la Ilustración, cambió la forma de entender el mundo, pero también la manera de vivir en Madrid. Frente a la austeridad de los Austrias, los Borbones trajeron nuevas modas que se tradujeron por ejemplo en los petimetres, los metrosexuales de la época. Juana Vázquez, nacida en Badajoz y madrileña de adopción, se ha documentado diez años en la Biblioteca Nacional para escribir El Madrid cotidiano del siglo XVIII (Sapere Aude), un libro que repasa los cambios de la ciudad en ese siglo.

    ¿La vida del XVIII era muy distinta?

    Ese siglo es el origen de nuestra vida actual: la mujer empieza a salir de los estrados, donde solo había mujeres, y empiezan a entrar hombres en los estrados. Se empieza a echar el cortejo, que era un amor platónico que además solía conocer el marido; antes las mujeres solo podían ir con otras mujeres. Y cambian las modas de los Austrias (vestidos oscuros, negros y sobrios) y llegan los trajes claros, floreados, que ya dejan ver el tobillo. Se interesan por el cuerpo, los afeites, el maquillaje, las pelucas… Llega el buen gusto, el estilo y el divertirse, vivir la vida, no solo pensar en rezar.

    ¿Qué importancia tiene la llegada de los Borbones?

    Importan todos sus usos y costumbres, procedentes de Francia e Italia. Y la aristocracia los comienza a imitar. Vino la Ilustración, una manera distinta de ver la vida. Es un siglo muy alegre, muy progresista, de mucha fiesta. Los Austrias no se mostraban mucho en público, pero los Borbones se abren al pueblo a través de festejos, reuniones... Es una monarquía muy diferente.

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