Entrevista a Javier Puig autor de En la mirada por José Luis Zerón

    Entrevista a Javier Puig autor de En la mirada por José Luis Zerón

    Javier Puig: «Para mí, la poesía es detenimiento, y ese detenimiento invita a desarrollar una mirada clara, profunda, sutil, que vaya más allá de lo obvio».

    Javier Puig encuentra un fulgor distinto tanto en la multiculturalidad como en el microcosmos cotidiano, a través de un lenguaje que oscila entre el lirismo reflexivo y el apunte informativo, entre la connotación y la denotación. La escritura poética de nuestro autor es de una modestia elegante; nunca desciende a una ferocidad pedestre ni recurre a recursos efectistas para potenciar la emotividad. Hay en ella una indudable pericia para encarar el contacto y el impacto del otro, de lo otro, pero también para abarcar la propia intimidad. Por tanto, asistimos en este libro a una conjunción de interioridad y alteridad con todas las pérdidas y hallazgos. Las intensidades y angustias ajenas conviven con las incertidumbres y las revelaciones propias

    Pocas cosas dependen más de la mirada atenta e íntegra que la poesía. Javier Puig observa con perspicacia, pero salvo contadas excepciones, no juzga a los demás, ni sucumbe al rodillo simplificador de la costumbre, pues reencanta el mundo y cataliza la convergencia entre memoria e imaginación, realidad y deseo. Aunque a veces transite por territorios aristados y en penumbra, su noble mirada nos proporciona cobijo procurándonos gratitud y alzamiento.

    - Como acertadamente indica el título, destaca en tu poemario una reflexión lúcida sobre la materia misma de la mirada. La mirada como extraña definición temporal, como nexo o vínculo generoso y acto de fe que mezcla lo racional con lo irracional, lo voluntario con lo involuntario, el azar y lo premeditado. La mirada está presente prácticamente en todos los poemas de la primera parte. De hecho, en uno de los poemas dices: «solo te salva creer / en una mirada magnánima, / la que tú no supiste prodigar».

    Para mí, la poesía es detenimiento, y ese detenimiento invita a desarrollar una mirada clara, profunda, sutil, que vaya más allá de lo obvio. Una mirada que es algo más que el mero sentido de la vista, que incluye también la escucha; en definitiva, la atención. Yo he tratado de que este libro estuviera compuesto de miradas penetrantes, empáticas o compasivas. En cuanto a esos versos que citas corresponden al poema que le dedico a Cernuda, el que fuera mi poeta favorito, pero cuyo carácter hosco, su patente resentimiento, siempre me impactaron. Creo que le faltó practicar la mirada generosa, comprensiva, magnánima, en la que todos nos deberíamos esforzar. Aunque, en aquel momento, no me parecía del todo mal esa pelea suya con el mundo, pues yo era muy crítico con todo lo que me rodeaba, y seguramente me afirmaba en algo que luego le oiría decir a Krishnamurti: que no es síntoma de buena salud mental el estar adaptado a una sociedad enferma. Sin embargo, después he juzgado la actitud de Cernuda como altivez, resentimiento; y aprecio más a los seres que se adaptan al mundo críticamente, transformándolo.

    Lee la entrevista completa aquí