Reseña de El amor reinventado. Venecia, de Ángela Martín del Burgo
Dice Sebastián —profesor de Filosofía y narrador protagonista de la novela El amor reinventado. Venecia de Ángela Martín del Burgo— que “la llegada hasta Venecia se cargaba de asombro y de maravilla”, y ciertamente, Venecia es un misterio impactante. En la obra ejerce una fascinación sobre los personajes que lo trasciende todo. La Gran Dama, como se refieren a ella, parece manejar con hilos invisibles tanto a profesores como alumnos, influyendo de manera decisiva en sus reacciones y comportamientos. Sebastián se siente invadido por su presencia y dice que la Gran Dama “lo contaminó todo de sí misma”. El viaje de estudio que realiza con los alumnos y otros profesores es también un viaje de iniciación y aprendizaje, y un viaje hacia el amor reinventado, como indica el título de la novela.
La novela es también un extraordinario recorrido por la ciudad, sus museos, iglesias, palazzi, plazas…, descubriendo atardeceres melancólicos, amaneceres brillantes y noches sobrecogedoras, que se introducen por los poros de la piel del protagonista.
En El amor reinventado. Venecia hay asimismo crítica de arte, como ocurre con tres cuadros hallados en los Museos de Venecia (La Accademia) y Florencia: La alegoría de la primavera de Sandro Botticelli —de la que los propios alumnos llevarán a cabo una escenificación—, La tempestad de Giorgione y la Alegoría sacra de Bellini. Tres obras sobre las que alumnos y profesores vierten su imaginación e interpretación.